martes, 25 de mayo de 2010

Teorías Sobre el Desarrollo Humano KLEIN


Melanie Reizes Klein nace el 30 de marzo de 1882 en Viena. Su padre, Moriz Reizes, pertenecía a una sencilla familia judía muy religiosa, residente en Lvov, en esa época parte del imperio austro-húngaro, actualmente parte de Ucrania. Estaba destinado a ser rabino y a casarse con una joven elegida por sus padres, a la que no conoció antes de laboda. A pesar de esto, siguió la carrera de Medicina, al finalizar la cual rompió con la tradición ortodoxa; era un hombre culto, que hablaba diez idiomas. Comenzó el ejercicio de su profesión, y a los 37 años, se divorció de su primer esposa. Tres años después conoció, en Viena, a Libussa Deutsch, mucho menor que él. Esta pertenecía a una familia culta, en la cual tanto el padre como el abuelo eran rabinos.

Libussa y Moriz se casaron en 1875 y se establecieron en Deutsch-Krentz. En 1876 nació Emilie, en 1877 Emanuel y al año siguiente, Sidonie. La familiase trasladó a Viena, donde nace Melanie en 1882. Moriz se dedica a la odontología y su esposa abre un negocio de venta de plantas, al que atiende hasta 1907.
En 1886 muere Sidonie, de escrófula (variante de la tuberculosis), a los cuatro años de Melanie. Sidonie la había iniciado en la lectura y las matemáticas. Su hermano Emanuel apoya a Melanie cuando, a los catorce años, decide estudiar Medicina (Psiquiatría) y la prepara en su ingreso al Gimnasium de Viena.

A comienzos de 1924 Klein inicia su análisis con Abraham, el que va a continuar hasta la muerte del mismo en diciembre de 1925.
Ese período es sumamente productivo, expone por primera vez ante un congreso "La técnica del análisis de niños pequeños" en el 8º Congreso de Psicoanálisis Internacional, en Salzburgo, cuyo presidente es Abraham. E.Jones escucha su ponencia con sumo interés. Es también durante 1924 que presenta ante la Sociedad de Viena el trabajo "Principios psicológicos del análisis infantil" y , a fines de ese año,"Una neurosis obsesiva en una niña de 6 años"(Erna) en la Primera Conferencia de Psicoanalístas Alemanes, en Wurzburg.

Capitulo I

Fantasía:
Las percepciones y sensaciones internas y externas son interpretadas y representadas a sí mismo en la mente, bajo la influencia del principio placer - displacer, por intermedio de la introyección y la proyección, lo que hace que fantasía y realidad se influyan mutuamente.
Las fantasías inconscientes están siempre presentes y siempre activas en todo individuo, existiendo desde el comienzo de la vida. Es una función del yo

Avidez:
Emoción oral que consiste en un deseo vehemente, impetuoso e insaciable, que excede lo que el sujeto necesita y lo que el objeto es capaz de dar. Siempre hay cierto nivel de avidez, que aumenta con la ansiedad persecutoria y varía con cada niño. Introyección destructiva.

Las fantasías inconscientes siempre se encuentran presentes y activas en todos los individuos, por lo tanto, dice ella, que la presencia de estas fantasías inconscientes no son índices ni de enfermedad, ni de falta de sentido de la realidad; es la naturaleza de esas fantasías y su relación con el mundo externo (los objetos) lo que determinará si se trata de una enfermedad o no. Las fantasías inconscientes son las expresiones mentales de los instintos y que estos por definición están desde el momento de nacer. Como se sabe los instintos son buscadores-de-objetos.

Crear fantasías es función de Yo. Supone que desde el nacimiento el Yo es capaz de establecer relaciones objetales primitivas en la fantasía y en la realidad. Así mismo, plantea que la fantasía no es tan sólo una fuga de la realidad, sino más bien es una concomitante constante e inevitable de las experiencias reales, en constante interacción con ellas.

Como el objetivo de la fantasía es satisfacer impulsos instintivos, prescindiendo de la realidad externa, se puede considerar que la gratificación proveniente de la fantasía es una defensa contra la realidad externa de la privación, sin embargo es más que eso, es una defensa contra la realidad interna.

El Yo se identifica con algunos de estos objetos: identificación introyectiva. Estos objetos son asimilados por el yo y contribuyen a su desarrollo y características. Otros permanecen como objetos internos separados y el yo mantiene relación con ellos (el superyó es uno de estos objetos).

El hecho de que haya tan estrecha relación entre estructura y fantasía inconsciente es importantísimo: es esto lo que hace posible influir en la estructura del Yo y del superyó mediante el análisis. Pues justamente al analizar las relaciones del Yo con los objetos internos y externos, es que podemos influir esencialmente sobre la estructura más permanente del Yo.

CAPITULO II

TEORIA DE LAS POSICIONES

Las posiciones constituyen polos entre los cuales oscila la vida psíquica; se definen a través , justamente, de la posición del niño en relación al objeto: características del objeto, características de la ansiedad, métodos defensivos en relación a dicha ansiedad.
Esta teoría implica el abandono del esquema de las fases libidinales para pasar a una conceptualización en la que la angustia, las defensas, el amor y la agresión se articulan con problemas de organización y estructuración del mundo objetal.

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Posición Esquizo-paranoide.

La existencia de temores persecutorios fantasmáticos en los niños pequeños y la capacidad de los mismos de disociar el objeto. Un estado paranoide rudimentario como una etapa precoz del desarrollo situado en la fase anal primaria . Se considera el primer tipo de relación de objeto de la fase oral, con aspectos ideales y aspectos persecutorios.

Las relaciones de objeto parcial, la escisión y la ansiedad persecutoria se presentan juntas y preceden a la integración.
Klein sostiene que la ansiedad se origina en la acción interna del instinto de muerte. La alteración del equilibrio pulsional es inaugurada por el nacimiento y se repite cada vez que privaciones de origen interno o externo intensifican las pulsiones agresivas.

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Klein considera que el niño está en un conflicto pulsional entre la libido y la agresividad desde los inicios, conflicto que encara a través de la deflexión del instinto de muerte y la constitución de un objeto escindido.
Supone la existencia de un yo temprano, débil y no integrado pero no obstante capaz de instrumentar, bajo la acción de las pulsiones de vida, los primeros mecanismos de defensa: escisión, proyección, introyección. Estos mecanismos son de defensa ante la ansiedad de aniquilamiento. Ese yo incipiente registra la angustia, se relaciona con un primer objeto y opera mecanismos de defensa primitivos y, por lo tanto, extremos. Dicho de otro modo, opera con fantasías relacionadas con un objeto.

Un yo que posee ciertos rudimentos de integración y cohesión y progresa constantemente en esa dirección. También realiza desde el comienzo de la vida postnatal algunas funciones fundamentales; por ejemplo usa los procesos de escisión y la inhibición de deseos instintivos como algunas de sus defensas contra la ansiedad persecutoria, vivenciada por el yo a partir del nacimiento.

A partir de las primeras experiencias el lactante se relaciona con un objeto parcial bueno, resultante de la proyección de la pulsión de vida (pecho bueno) y con un objeto parcial malo, resultante de la proyección de la pulsión de muerte (pecho malo). Cuando la disociación se realiza bajo predominio de la pulsión de muerte encontramos que las características del objeto viran de bueno a idealizado y de malo a persecutorio, terrorífico. Las características de tales objetos están, por lo tanto, íntimamente relacionadas con las características de los impulsos que sobre ellos se proyectan. El pecho como primer objeto, y los objetos que se internalizan posteriormente, adquieren en los momentos en que el bebé atraviesa estados de frustración y odio las características oral-sádico, sádico-uretrales y sádico-anales de las pulsiones del lactante.

La introyección del pecho bueno constituye el núcleo del yo. El interjuego de proyección-introyección lleva en un segundo momento a la internalización del pene paterno.
Se trata de objetos parciales tanto por constituirse a partir de una parcialidad del objeto causada por el dominio de la pulsión oral como por tener sólo una cualidad: bueno o malo. Puede decirse que el objeto parcial es totalmente bueno o totalmente malo.
Las privaciones, al intensificar las pulsiones agresivas, generan la voracidad con el consiguiente aumento de la frustración y, por lo tanto, de la ansiedad persecutoria. La voracidad es una emoción básicamente oral, muy vinculada con la envidia.

Los detalles de sus fantasías sádicas determinan el contenido de su temor a los perseguidores internos y externos y, en primer lugar, el pecho retaliativo (malo).Como los ataques fantaseados dirigidos contra el objeto son fundamentalmente influidos por la voracidad, el temor a la voracidad del objeto , debido a la proyección, constituye un elemento esencial de la ansiedad persecutoria: el pecho malo devorará al bebé con la misma voracidad con que él desea devorarlo. Sin embargo, aún durante el estadio primitivo, la ansiedad persecutoria es en cierta medida contrarrestada por la relación del lactante con el pecho bueno.

El pecho gratificador que ha sido internalizado bajo el dominio de la libido de succión es sentido como completo y actúa como núcleo del yo, contrarrestando los procesos de escisión y dispersión y favoreciendo la integración. O sea que la introyección estable del objeto bueno es una precondición para el desarrollo normal.
La escisión como movimiento fundante va intrínsecamente acompañada de la deflexión (desviación) del instinto de muerte, inaugurando la dialéctica proyección-introyección.

La escisión es la defensa más primitiva contra la angustia generada por la operancia del instinto de muerte; el objeto de las pulsiones eróticas y destructivas es escindido en un objeto bueno y en un objeto malo, los que tienen una autonomía relativa entre sí.
La escisión del objeto se realiza principalmente los impulsos y su proyección, secundariamente por las características de gratificación o frustración de la relación con el objeto. En la medida que el interjuego de introyección y proyección está en el origen del yo, la escisión del objeto implica la escisión del yo.

Es el principal mecanismo que, junto a la proyección e introyección, va organizando un mundo interno diferenciado a partir de la indiscriminación inicial. Su modalidad va cambiando acorde a la complejidad del mundo interno y al predominio del instinto de muerte o no en su aplicación.

Existen grandes variaciones en la fuerza, frecuencia y duración de los procesos de escisión (no solamente en individuos distintos sino en un mismo niño en distintos momentos). La rápida alternancia, o incluso, según parece, simultaneidad, de una multitud de procesos, es parte de la complejidad de la vida emocional temprana. Con la escisión del pecho en dos aspectos, amado y odiado(bueno y malo) existe una escisión de distinta naturaleza que origina la sensación de que el yo, así como su objeto, está despedazado; estos procesos subyacen a los estados de desintegración. Estos estados alternan con otros en los que va en aumento el grado de integración del yo y la síntesis del objeto.

Klein considera la represión un procedimiento más exitoso para detener y modificar las ansiedades. Aparecería en el segundo año de vida sobre lasbases de diferenciación e integración logradas a través de mecanismos más tempranos.
En relación a la idealización se relaciona, por un lado, con la gratificación alucinatoria de deseos que sustentaría la creencia en un pecho gratificador en forma ilimitada y, por otro, en la necesidad de defenderse del pecho perseguidor. En este mecanismo intervienen, además, la negación y el control omnipotente.

Durante la posición esquizo-paranoide hay momentos de integración del objeto y del yo, que implican un comienzo de la ambivalencia, aunque en relación a objetos parciales.
El progreso en los procesos de síntesis atenúa la escisión objeto bueno-objeto malo y lleva a que el niño se relacione con su madre como una totalidad. Esto inaugura la posición depresiva e inicia el Complejo de Edipo temprano.

CAPITULO III

Envidia

Colocar impulsos destructivos y partes malas dentro del objeto, con el fin de dañarlo, destruirlo y controlarlo. Identificación proyectiva destructiva, fundamentalmente sobre objetos parciales. Tiene un componente libidinal menos intenso que la voracidad y está impregnada del instinto de muerte.

Celos:

Se basan en la envidia, comprenden una relación de al menos dos personas y conciernen principalmente el amor que el sujeto siente que le es debido y le ha sido quitado o está en peligro de serlo, por un rival. Son necesariamente una relación de objeto total.

Melanie Klein señala que al comienzo de la vida hay dos fuentes de ansiedad: la interna estaría dada por el instinto de muerte que fundamenta el temor a la aniquilación y la externa, que estaría dada por la experiencia al nacer en forma de la primera castración y sería la base de las angustias posteriores.

La primera relación objetal que realiza el niño es la alimentación y se realiza con el pezón de la madre, tanto para los instintos de vida como para los de muerte, impulsos que estarían en equilibrio cuando el bebé está libre de hambre y tensión interna. El equilibrio se puede perturbar tanto por pulsiones internas como por elementos del medio, desencadenando la avidez.

Cualquier aumento de la avidez fortalece la sensación de frustración y paralelamente aumenta la intensidad de la agresión, lo que simultáneamente incrementa la ansiedad persecutoria y esta aumenta, a su vez la avidez, formando un círculo cerrado. Por otro lado, a medida que aumenta la gratificación, disminuye la envidia, la disminución de la envidia permite mayor gratificación y esto a su vez, estimula la disminución de la envidia.

Plantea la Melanie Klein que la base constitucional de la intensidad de la avidez es provocada por la fuerza de los impulsos destructores en su interacción con los impulsos libidinosos. En algunos casos, la ansiedad persecutoria incrementa la avidez y en otros, produce tempranas inhibiciones de la alimentación.

Las experiencias que tiene el niño de ser alimentado y de ser frustrado constituyen internamente las imágenes de dos pechos: un pecho vinculado con la frustración, el bueno, y un pecho vinculado con la satisfacción, el malo. Esta división se produce por la inmadurez del yo, la falta de integración del yo y el proceso de división del objeto. A las experiencias de frustración y satisfacción se suman los procesos de introyección y proyección, que contribuyen a hacer más ambivalente la relación objetal, de este modo quedan estructurados los prototipos que forman el núcleo del superyó.

El yo inmaduro del bebé está expuesto desde el nacimiento a la ansiedad provocada por la innata polaridad de los instintos y cuando se ve enfrentado con la ansiedad que le produce el instinto de muerte, el yo lo deflexiona. Así, la gratificación no sólo satisface la necesidad de bienestar, amor ynutrición; también se la necesita para mantener a raya la aterradora persecución.

De la proyección original del instinto de muerte surge otro mecanismo de defensa, la identificación proyectiva, en la que se escinden y apartan partes del yo y objetos internos y se los proyecta en el objeto externo, que queda entonces poseído y controlado por las partes proyectadas e identificado con ellas.

La ansiedad predominante de la posición esquizoparanoide (0 a 4 meses) es que el objeto u objetos persecutorios se introduzcan en el yo y avasallen y aniquilen tanto al objeto como al yo.

Para contrarrestar el nivel de ansiedad, el yo desarrolla varios mecanismos de defensa, donde, en algunas situaciones, se proyecta lo bueno para mantenerlo a salvo de lo que se siente como maldad interna y situaciones en que se introyectan los perseguidoras, hace una identificación con ellos o incluso, recurre a la desintegración del yo, en un intento de controlarlos. Sin embargo, los mecanismos de defensa no sólo protegen al yo de ansiedades inmediatas, sino también tienen funciones de etapas progresivas del desarrollo como la escisión, que constituye la base de la represión y la atención, y la proyección, que posibilita la empatía.

Cuanto menor es la ansiedad persecutoria, la tendencia hacia la división es menor y el yo tiende más hacia la integración. La síntesis de amor y odio hacia un objeto total de origen al comienzo de la posición depresiva alrededor de los cuatro meses.

En la faz depresiva (de los 6 a 8 meses) encontramos: el comienzo de una emoción dolorosa de culpa y necesidad de reparación; que la agresión está mitigada por la libido, de donde la ansiedad persecutoria se encuentra disminuida y que la ansiedad relacionada con el destino del objeto interno y externo que está en peligro lleva al yo a efectuar una reparación e inhibir los impulsos agresivos. Al mismo tiempo la organización sexual va progresando, los impulsos anales y uretrales aumentan, pero de cualquier modo siguen predominando los orales.

El bebé tolera mejor el instinto de muerte dentro de sí y decrecen sus temores paranoides, disminuyen la escisión y la proyección y gradualmente puede predominar el impulso a la integración del yo y del objeto. La relación ya no es con objetos parciales sino que se transforma en una relación objetal total: reconocer a la madre como tal también significa reconocerla como individuo con una vida propia y con sus propias relaciones con otras personas; el bebé descubre cuán desamparado está, como depende totalmente de ella y cuántos celos le provocan los demás, puede recordar gratificaciones anteriores en momentos en que está siendo frustrado, enfrentándose a conflictos vinculados con la ambivalencia.

El motivo principal de la ansiedad del bebé es que sus impulsos destructivos hayan destruido o lleguen a destruir al objeto amado de quien depende totalmente, lo que aumenta la necesidad de poseer este objeto, guardándolo dentro de sí y protegiéndolo de su propia destructividad. La omnipotencia de los mecanismos de introyección oral hace surgir ansiedad ante la perspectiva que los poderosos impulsos destructivos destruyan no sólo al objeto bueno externo, sino también al objeto bueno introyectado.

La experiencia de la depresión moviliza en el bebé el deseo de reparar a su objeto u objetos destruidos. Como cree que la destrucción de su objeto sedebe a sus propios ataques destructivos, cree también que su propio amor y cuidados podrán deshacer los efectos de su agresión

CAPITULO V

POSICION DEPRESIVA

El cambio de la relación de objeto de parcial a total marca la entrada en la posición depresiva, modificando las ansiedades y, por lo tanto, las defensas.
De los tres a los seis meses se observa un mayor desarrollo de las funciones yoicas y de la organización fantasmática del bebé, la instauración del pecho bueno disminuye los procesos de escisión y los estados de integración son cada vez más frecuentes.

...ocurren importantes progresos en el desarrollo del yo, los que no sólo capacitan al yo para establecer defensas más adecuadas contra la ansiedad, sino que logran eventualmente una disminución efectiva de la misma. La repetida experiencia de enfrentar la realidad psíquica, implicada en la elaboración de la posición depresiva, aumenta la comprensión del bebé del mundo externo. Paralelamente, la imagen de los padres, en un principio distorsionada en figuras idealizadas y terribles, se aproxima gradualmente a la realidad.

La ambivalencia es ahora hacia un objeto total, los procesos de integración y síntesis hacen que el conflicto entre el amor y el odio surja muy claramente, en el marco de un mayor reconocimiento de la realidad psíquica.
La ansiedad se modifica cualitativamente, el bebé está expuesto a la vivencia de pérdida pues las pulsiones agresivas ponen en peligro al objeto amado. Al ser percibida la madre como objeto total, como persona, se modifica la identificación del bebé con la misma. Es sentida como un refugio ante los temores persecutorios pero también se la considera expuesta al ataque de los perseguidores internos e, incluso, al propio odio y sadismo del bebé.

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La pérdida en la realidad psíquica del objeto total confronta al niño a una nueva gama de sentimientos, al dolor y la tristeza se agrega la culpa, por cuanto la omnipotencia lo lleva a considerar que el peligro que corre el objeto es consecuencia de sus propios impulsos y fantasías.
El temor a la pérdida intensifica la identificación con el objeto y la voracidad, la cual debe ser inhibida. Los métodos defensivos se aplican ahora a la ansiedad depresiva, se hacen menos extremos y ...alterados en forma y fin constituyen la defensa maníaca.

Su objetivo es centralmente negar la realidad psíquica en cuanto es fuente de dolor y temores depresivos, esto implica cierta negación de la realidad exterior. La negación de la realidad psíquica puede implicar la negación del amor. La tríada maníaca está constituida por: control-triunfo-desprecio.
El control omnipotente, al estar aplicado ahora a la ansiedad depresiva, es utilizado para evitar la frustración y la consiguiente agresión, la que constituiría un peligro para el objeto.

La modificación del uso de la escisión consiste en que su aplicación deriva en un objeto indemne y un objeto muerto o moribundo, siendo el temor a que los objetos internos estén muertos o moribundos el núcleo de la aflicción en los estados depresivos. Los sentimientos de culpa ante la creencia de haberdañado al objeto amado ponen en marcha la tendencia a la reparación, originada en las pulsiones de vida. El niño vivencia la reparación de sus objetos en íntima relación con los logros de su propio desarrollo, de esta manera las ansiedades paranoides y depresivas van modificándose a lo largo de la primera infancia.

En este estadio, el deseo de reparar al objeto dañado entra en juego de lleno. Según hemos visto anteriormente, esta tendencia se halla inextricablemente ligada a sentimientos de culpa. Al sentir el bebé que sus pulsiones y fantasías de destrucción están dirigidos contra la persona total de su objeto amado, surge la culpa en toda su fuerza y, junto con ella, la necesidad dominante de reparar, preservar o revivir el objeto amado dañado.

Las defensas obsesivas, las que pueden también estar en relación a la ansiedad paranoide. El equilibrio entre las defensas obsesivas y las maníacas será determinante en la relación con el objeto que se teme dañado.
Al igual que en relación a la posición esquizo-paranoide considera que un uso adecuado de las defensas disminuye la ansiedad y promueve la integración, pero un uso excesivo de las mismas dificulta y puede impedir la elaboración de las problemáticas específicas de cada posición, persistiendo constelaciones fantasmáticas que constituyen puntos de fijación.

Encontramos en la posición esquizo-paranoide los puntos de fijación de la esquizofrenia y la paranoia; en los inicios de la posición depresiva los puntos de fijación de la manía y la melancolía. Como es evidente, el concepto de posición reformula el de regresión , el cual es en la teoría kleiniana un movimiento relativamente fluido entre las distintas ansiedades y defensas.
Nos hemos referido a los efectos de los procesos de síntesis sobre la ansiedad; desde el punto de vista de las pulsiones, la integración del objeto y del yo fortalece las pulsiones genitales, las que a su vez son otra fuente de intensificación de las identificaciones con el objeto.

Conjuntamente con la posición depresiva se inicia el Complejo de Edipo temprano, ya que los procesos de integración llevan a la necesidad de preservar al pecho y a la madre como objeto total, estimulando el pasaje al pene paterno y al padre; y al reconocimiento del tercero. El bebé necesita proteger al objeto y al yo de la intensificación y modificación de la agresión provocada por las frustraciones orales (destete) y la dentición.
En su mente persisten fluctuaciones en el grado de integración y discriminación de los objetos, el Complejo de Edipo temprano tiene como principal escenario la pareja combinada, es decir, el cuerpo de la madre conteniendo el pene paterno. El inicio del Complejo de Edipo en la posición depresiva tiene importantes implicancias, además del temor a la castración el amor por los objetos edípicos tiene fuerte incidencia en la renuncia edípica.

La elaboración de la posición depresiva es crucial en la capacidad posterior de elaborar duelos. Su superación supone la introyección estable del objeto amado y el establecimiento de la capacidad de reparar y simbolizar. Aunque los aspectos fundamentales se dan en la segunda mitad del primer año de vida, se va elaborando a lo largo de la primera infancia a través de la neurosis infantil ...una combinación de procesos mediante los cuales las ansiedades de naturaleza psicótica son ligadas, elaboradas y modificadas. La neurosis infantil termina al comienzo de la latencia, con la modificación de las ansiedades tempranas y el dominio de las pulsiones genitales. Es en el desarrollo de la neurosis infantil donde vemos claramente el accionar de las defensas obsesivas y, a partir del segundo año, de la represión, mecanismo que, a diferencia de la escisión, no implica el riesgo de la desintegración del yo. Todos los aspectos del desarrollo contribuyen a la modificación de la ansiedad, la cual a su vez influye sobre dichos procesos.

En el segundo año, con el progreso en el desarrollo del yo, el niño utiliza su creciente adaptación a la realidad externa y su creciente control de las funciones corporales para poner a prueba los peligros internos por medio de la realidad externa.

Klein considera que el juicio de realidad es decisivo en el trabajo de duelo , y que en cada situación en que la persona se ve confrontada con el penar por la pérdida de objetos amados se consideran en peligro los objetos internos y la conexión con la realidad tiene como fin reestablecer el mundo interno destruido.

Cuando el niño pasa a través de la posición depresiva, lucha en su inconsciente con la tarea de establecer e integrar el mundo interno, del mismo modo que el sujeto en duelo sufre con el reestablecimiento y la reintegración de este mundo.

CAPITULO VI

DEFENSA MANIACA

Se desarrollan durante la posición depresiva como defensa contra la experiencia de ansiedad depresiva, culpa y pérdida. Se basan en la negación omnipotente de la realidad psíquica, y las relaciones objetales se caracterizan por triunfo, control y desprecion La organización de DM incluye mecanismos que ya se pusieron de manifiesto durante la etapa esquizo-paranoide (mecanismo de disociación e idealización, negación y control omnipotente), pero durante la etapa depresiva adquieren características especiales. En el primer caso estaban dirigidas a impedir un ataque aniquilante al yo; ahora tienen como finalidad defender al objeto de los ataques ambivalentes del yo, y a éste de las ansiedades y de la culpa depresivas".

"En la situación depresiva el bebé logra una nueva relación con la realidad y descubre situaciones importantes, a saber: 1) su dependencia de la madre, a la que teme haber perdido por su agresión; el valor que ella tiene para él, su ambivalencia, sus deseos agresivos, voraces de destruirla y sus sentimientos de necesidad y deseos de preservarla. Como consecuencia surgen intensos sentimientos de culpa depresiva, temor de perder a la madre necesitada, miedo de haberla destruido ya, preocupación y necesidad de repararla".

"Las defensas maníacas son un intento de evitar el proceso de intenso dolor y sufrimiento psíquico que estos descubrimientos implican. La experiencia depresiva se vincula con el conocimiento de la existencia de un mundo interno y de la posesión de un objeto valorado al que se necesita. Por eso, las DM se dirigen a evitar y negar este conocimiento huyendo hacia el mundo exterior, y negando, evitando o invirtiendo la dependencia del objeto, la ambivalencia, la preocupación y la culpa".

"Una característica especial de la defensa maníaca es la identificación del yo con el objeto idealizado: el yo se fusiona y confunde con este objeto parcial, omnipotente, lleno de vida, de poder y alimento, se 'infla' por la fantasía de haber devorado al objeto idealizado ("la luz del objeto idealizado cae sobre el yo"), en tanto las características sufrientes, desprotegidas, necesitadas, dependientes del propio yo, son depositadas en los objetos externos. La DM implica entonces la utilización de mecanismos de identificación proyectiva: las características proyectadas son las de un "necesitado" y "hambriento", mientras que las características asumidas por el yo son las de un "pecho lleno", "nutricio", que se autoabastece".

"En una relación maníaca de objeto participa una triada de sentimientos tendientes a negar los logros de la situación depresiva. Esta triada está constituida por el control, el triunfo y el desprecio que se corresponden simétricamente con los sentimientos depresivos de valorar el objeto, depender de él, temer perderlo y sentirse culpable".

"Controlar al objeto es una manera de negar la dependencia de él, pero al mismo tiempo es una manera de obligarlo a satisfacer necesidades de dependencia, ya que un objeto totalmente controlado es hasta cierto punto un objeto con el que se puede contar". El triunfo es la negación de sentimientos depresivos ligados a la valoración e importancia afectiva otorgada al objeto. Se vincula con la omnipotencia y tiene dos aspectos importantes. Uno de ellos se relaciona con un ataque primario infligido al objeto y el triunfo experimentado al derrotarlo (en especial cuando el ataque está fuertemente determinado por la envidia). Además el triunfo se incrementa como parte de las DM porque sirve para mantener a raya los sentimientos depresivos que, de otra manera, surgirían (tales como sentir nostalgia por el objeto, extrañarlo y echarlo de menos). Desprecio hacia el objeto es también negar cuánto se lo valora; actúa como defensa contra las experiencias de pérdidas y culpa. Un objeto despreciable no merece que uno sienta culpa por él y el desprecio hacia semejante objeto se convierte en justificación para seguir atacándolo".

CAPITULO VII

REPARACION

"Actividad del yo dirigida a restaurar un objeto amado y dañado. Surge durante la posición depresiva como reacción a ansiedades depresivas y a la culpa. La reparación se puede usar como parte del sistema de defensas maníacas, en cuyo caso adquiere las características maníacas de negación, control y desprecio"Mecanismo en virtud del cual el sujeto intenta reparar los efectos de sus fantasmas destructores sobre su objeto de amor. Este mecanismo va ligado a la angustia y a la culpabilidad depresivas: la reparación fantasmática del objeto materno, externo e interno, permitiría superar la posición depresiva asegurando al yo una identificación estable con el objeto benéfico"

CAPITULO VIII

COMPLEJO DE EDIPO TEMPRANO

"Es la relación edípica tal como la experimenta el bebé al comienzo de la posición depresiva. Se la experimenta en términos pregenitales antes de alcanzarse la genitalidad"